Las fiestas y los muertos de diciembre nos quitaron el sueño a campanadas. Una chirimia atraviesa la noche y el retumbar de los cohetones enloquece a los animales. Los gatos viejos, de rusos nombres, acosan al cacomixtle que anda por los techos y ahora huye, rompe ramas y lanza un kikikikiki ametrallador.
Golpes secos sobre la tierra, será el cacomixtle? sera que ahora si ya se lo amolaron? o sera uno de sus huevos robados, como el que me encontre en mi helecho un dia y me desayune estrellado en hoja santa.
En la mañana tengo miedo de encontrarlo tieso, pero el suelo esta lleno de naranjas y se que el caco esta bien y que por la noche volvera a alborotar el gallinero y las gallinas perderan un huevo o dos -y yo un poco de sueño- y los gallos de pelea impotentes lanzaran kikirikis cocoricós que trascenderan sus jaulas y alcanzaran a los perros, a los amores de los vecinos y el silencio que dejo la chirimía, tras la tragedia que se llevo, por estos dias, al unico que la tocaba.